lunes, 19 de noviembre de 2012

CONTAMINACIÓN ACÚSTICA


La contaminación acústica más prevalente sin duda son las alarmas de las movilidades: caminando por las calles de las ciudades bolivianas es inevitable encontrar un auto que está produciendo el sonido electrónico repetitivo de una alarma. Lo peor es que no tienen sentido ninguno las alarmas: todas suenan lo mismo y porque en la gran mayoría de los casos se activó el alarma sin causa, la gente ya no presta atención a las alarmas.

Pero hay otras fuentes de contaminación acústica: el tráfico (con sus ruidos de motores y el sobreuso de la bocina), máquinas de construcción y parlantes de música a volumen máximo son cosas que contaminan el medio ambiente urbano. Y no es por nada que se llama contaminación: se demostró que la contaminación acústica causa pérdida de oído, estrés, alta presión, insomnio, distracción y pérdida de productividad. En general, reduce la calidad de vida y las oportunidades de tranquilidad.

El aire en lo cual se transmite el ruido es un bien común: no pertenece a una persona o un grupo de personas. Entonces, nadie tiene derecho a emitir ruido excesivo, en cambio, todos tienen la obligación de utilizar el bien común (en este caso el silencio y la tranquilidad) de una manera que no afecta a otras personas.

Arreglar el alarma, ajustar el volumen de la música a un nivel aceptable y mostrar un poco de paciencia antes de tocar la bocina cuando se pone verde el semáforo no solamente son buenas costumbres; también es respetar el medio ambiente.

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